" Sobra con ochenta años para que todo lo que hoy está vivo, desaparezca."
ALEJANDRO SAWA. Iluminaciones en la Sombra.
Hoy me he levantado, me he tomado un café y, después, me he tumbado en el tresillo con un cojín en el cuello. Mi salón está a oscuras, pero el sol ya dibuja los agujeritos de la persiana en el techo y los ruidos de la calle indican los nervios propios de los lunes. Algo así como un mirlo descarado se ha posado en el árbol, justo enfrente de mi balcón, y me mira, mientras se caga en el jardin. He apagado el móvil. Hay una hurraca en la antena de repetición. Es extraño, pero echo en falta a los gorriones de primavera que vienen después del estiércol de Febrero. Alguien se los debe de estar comiendo. Pongo en aviso a las autoridades. ¿Acaso no faltan también las moscas y las golondrinas?.
Tengo muchas ganas de escribir, un poeta no trabaja de 8 a 16, de 17 a 20.00, un poeta trabaja siempre. Ayer, dando un paseo por el campus y por la calle el Charco pensaba en el Leganés del medievo, en aquellos que pisaron este mismo espacio en otros tiempos, ví fusilar a los hermanos Rejón, estrellarse un Messermicht en esa misma calle - está documentado -, una carrera de mamuts por la avenida de Fuenlabrada. Pensé en Overa. En Butarque y en Polvoranca. En el joie de vivre de aquellos aldeanos acosados por la peste negra y huyendo para otro lado. En Alfonso X intentando que no lo hicieran.
Pensé en las tropas del vándalo Genserico camino de Hipona, bebiendo agua del Manzanares, y en San Agustín y en su hijo, sin saber aún, que lo iban a matar unos vándalos. Pero, sobre todo, he pensado hoy, en cómo imaginaban aquellas gentes - no descartemos que no lo hicieran- el Leganar del siglo veinte y veintiuno.
Habría algún visionario, entre aquellos cuatrocientos, algún profeta, algún drogata que supiera de hierbas, algún brujo, en todo grupo humano lo ha habido y lo habrá, desde Moisés - el único profeta que podía hablar directamente con Dios cuando él quería, no cuando quería Dios - hasta hoy, tenemos también un puñado de cinco o seis economistas que adivinaron y escribieron en su momento de una supuesta cruel crisis que, como el pintor surrealista, vieron en el cielo una inmensa bola de plomo.
¿Cómo imaginarían el futuro Leganés aquellos aldeanos dispersos de Overa, de Butarque, de Polvoranca? O, mejor aún, tomemos el testigo, hagamos retrofuturo, como imaginamos nosotros el Leganés del siglo XXII, en todo caso, los futuros leganenses tendrán nuestro testimonio antigüo y se reirán de nuestras ocurrencias absurdas. Escriban aquí sin miedo y alegremos el futuro con comentarios de lo que ustedes mismos proyecten, antecedan, intuyan, profeticen, dibujen. No fumo yerba, me voy a por otro café.
Tengo muchas ganas de escribir, un poeta no trabaja de 8 a 16, de 17 a 20.00, un poeta trabaja siempre. Ayer, dando un paseo por el campus y por la calle el Charco pensaba en el Leganés del medievo, en aquellos que pisaron este mismo espacio en otros tiempos, ví fusilar a los hermanos Rejón, estrellarse un Messermicht en esa misma calle - está documentado -, una carrera de mamuts por la avenida de Fuenlabrada. Pensé en Overa. En Butarque y en Polvoranca. En el joie de vivre de aquellos aldeanos acosados por la peste negra y huyendo para otro lado. En Alfonso X intentando que no lo hicieran.
Pensé en las tropas del vándalo Genserico camino de Hipona, bebiendo agua del Manzanares, y en San Agustín y en su hijo, sin saber aún, que lo iban a matar unos vándalos. Pero, sobre todo, he pensado hoy, en cómo imaginaban aquellas gentes - no descartemos que no lo hicieran- el Leganar del siglo veinte y veintiuno.
Habría algún visionario, entre aquellos cuatrocientos, algún profeta, algún drogata que supiera de hierbas, algún brujo, en todo grupo humano lo ha habido y lo habrá, desde Moisés - el único profeta que podía hablar directamente con Dios cuando él quería, no cuando quería Dios - hasta hoy, tenemos también un puñado de cinco o seis economistas que adivinaron y escribieron en su momento de una supuesta cruel crisis que, como el pintor surrealista, vieron en el cielo una inmensa bola de plomo.
¿Cómo imaginarían el futuro Leganés aquellos aldeanos dispersos de Overa, de Butarque, de Polvoranca? O, mejor aún, tomemos el testigo, hagamos retrofuturo, como imaginamos nosotros el Leganés del siglo XXII, en todo caso, los futuros leganenses tendrán nuestro testimonio antigüo y se reirán de nuestras ocurrencias absurdas. Escriban aquí sin miedo y alegremos el futuro con comentarios de lo que ustedes mismos proyecten, antecedan, intuyan, profeticen, dibujen. No fumo yerba, me voy a por otro café.
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