por el Beni. Poeta y Pensador. Un blog universal en lo muy local.

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sábado, 5 de abril de 2014

PENSAR ESPAÑA, DESDE LEGANÉS.

     

     
     Pensar en tu país, como una estructura y un horizonte de sentido dentro de Europa no está bien visto en algunos mercados, ambientes, empresas, se ha impuesto el sentido global de la economía, reduciendo el análisis de las economías a la escala, escalas hacia abajo, llegándose al simple y prudente: que prospere quien pueda o el más alarmante: sálvese quien pueda. Crear un emprendimiento como brigadajob que tiene en cuenta España como entidad económica decadente ya parte del adjetivo romántico, utópico no, porque esta, casi isla, existe, es una marca, pues sí, pero también una nación que son personas unidas que gozan y sufren, que respetan o no las leyes, Sócrates admitió su condena antes de ir contra la ley. Su discípulo Platón, hacia el final de sus días, admitió la democracia como el sistema menos malo, después de funestas aventuras con los tiranos. Aquí, en Leganés, escondió Carlos I por unos años la vergüenza de Jeromín, hermano semiazul de Felipe II.
     
     Pensar España se puede pensar desde cualquier punto, desde Masca en Tenerife a Leganés, desde las Chafarinas o el Perejil a Port Bou -por allí murió Machado un día antes que su madre y Walter Benjamin, se ahorcó, huyendo de los nazis-, desde Finisterre al Bidasoa, cualquier punto es bueno para la reflexión íntima, desde la informática, dejamos la hacienda y los libros de caballerías, para salir a los campos polvorientos, beber en los pozos, gozar de los cielos abiertos, de las condiciones de posibilidad de una España gripada, de falsos milagros. Olvidar el continente por el contenido es dejar pudrir la fachada, aparece la aluminosis, la vida se hace dentro de casa. Cuenta Juan Ramón Jiménez en una de sus conferencias una anécdota que me encanta, cuando su vecino fue a pintar la fachada, se acercó a hablar con el vecino de enfrente para preguntarle de qué color la quería ver, pues sería él quien la vería desde sus ventanas todas las mañanas.

     ¿ Era Larra un Romántico cuando hablaba de transformar aquella España obscura y medieval ? ¿Estaba loco Don Quijote cuando no entendía que alguien pudiese ser condenado de por vida a remar en galeras.? ¿Estaba o no muy solo Ramón y Cajal cuando se lo jugó todo para irse con su microscopio a una feria en Berlín y mostrar sus descubrimientos? ¿Era posible corromper a Unamuno? Romanticismo, locura, soledad, corrupciones. Pensemos en los grandes, pero también en cuantos pequeños se dejaron grandísimas obras a medias, porque romántica, loca y solitaria, es también nuestra España. Es tremendo pero, ahora que lo pienso, quien desde hace unos treinta años, en España, no pasó por la cárcel, es que no valía mucho la pena para su progreso.



el Beni. Leganés, Abril - 2014.

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